Caprichosa forma de amar,
tienen tus océanos de nácar,
contienen el melodioso espacio,
de notas almendradas,
caprichosas formas.
Los cielos se abrieron a mi paso,
caravanas de pájaros iluminados,
y muy atolondrados navegaban.
El mar, se convirtió en tierra bendita,
y llegué al Edén de mis pensamientos abstractos,
se hizo furia mi boca,
El cóndor guerrero, contempla desde los celestes atrios,
queriendo en sus pensamientos apagar su hálito,
la blanca cordillera, va mostrando espacios,
para anidar en el alma, campanitas claras.
Tintinean los ángeles en el vocablo silencioso,
despierta las raíces para no caer en pillajes.
La vida, un espejismo, un mundo, historias,
versos que pasan, se convierten lapidariamente, en nada,
la vida, sueños efímeros, una jungla, desamor,
llanto, vida, nacimiento, entrega.
He caminado por campos mansos,
acertando la fragancia de la rosa cristal,
me he empapado de besos, de besos de viento,
de besos de amor, de besos nevados,
llegando a la transformación.